Despertando de la Ilusión Digital: Más Allá de los "Me Gusta" está la felicidad
Despertando de la Ilusión Digital: Más Allá de los "Me Gusta" está la felicidad
En la vorágine digital de hoy, la búsqueda de la felicidad se ve eclipsada por la superficialidad. En un mundo donde los "me gusta" y las interacciones virtuales parecen dictar nuestro bienestar emocional, es crucial recordar que la felicidad no puede ser reducida a simples clics y corazones virtuales. La era de las redes sociales ha tejido una red de apariencias, donde la verdadera plenitud del ser humano se desvanece entre filtros digitales.
El filósofo alemán nacido en Corea del Sur, Byung-Chul Han, en "La sociedad de la transparencia", desentraña la ilusión de felicidad que las redes sociales promueven, donde la negatividad es desterrada y la verdadera introspección se pierde entre los clics. La ausencia del botón "no me gusta" en Facebook y otras redes sociales subraya esta realidad superficial.
En su libro “La sociedad del cansancio”, Han argumenta que la sociedad del siglo XXI desde un punto de vista patológico se caracteriza por enfermedades neuronales como la depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el trastorno límite de personalidad o el síndrome de desgaste ocupacional. Da la sensación que nuestra sociedad sufre muchas más enfermedades mentales que generaciones anteriores, a pesar de ser una sociedad hedonista y preocupada por el bienestar personal.
La psicología y la filosofía concuerdan: alcanzar la felicidad va más allá de contar corazones virtuales. Jonathan Haidt, en "La Hipótesis de la felicidad", cuestiona por qué, a pesar de la gran cantidad de libros de autoayuda disponibles, la transformación personal parece esquiva. La razón, según Haidt, radica en comprender la mente humana como un elefante y un jinete: el intelecto dirige, pero la mente y el cuerpo son el elefante que debe ser entrenado.
Las tradiciones espirituales ofrecen una visión más profunda de la felicidad. La meditación y la no identificación con la personalidad y los deseos de la mente son caminos hacia la felicidad duradera. Este enfoque contrasta con la visión utilitarista que reduce la felicidad al bienestar material.
La ciencia respalda las prácticas espirituales: la meditación y la respiración modifican el cerebro, promoviendo una vida más plena y coherente
"La meditación nos permite cambiar el cerebro, el cuerpo y nuestro estado de ser", dice el Dr. Joe Dispenza, neurocientífico y conferenciante internacional, en su libro “Deja de ser tú”.
“Podemos hacer estos cambios sin necesidad de actuar físicamente ni interactuar con el entorno exterior. Por medio de la meditación podemos instalar el hardware neurológico necesario”, añade Dispenza.
En resumen, la felicidad genuina no se cuenta en "me gusta", sino que se cultiva en la mente a través de la reflexión y la conexión con uno mismo.
Ayudar a los demás de forma desinteresada, comprender nuestra verdadera naturaleza, mantenernos equilibrados frente a las fluctuaciones de la vida aceptando lo que nos pase y tener un propósito de vida altruista ayudan a navegar hacia la felicidad.
Os dejamos estos tres libros recomendados que citamos en el artículo:
La hipótesis de la felicidad, Jonathan Haidt
La sociedad de la transparencia, Byung-Chul Han.
Deja de ser tú, Joe Dispenza
Alexandra Di Stefano es periodista, escritora y diseñadora de las colecciones de joyas Anima Mundi en Rosa Bisbe. Sus blogs tienen como objetivo compartir ideas sobre el ser humano y el mundo que nos rodea para animar a pensar fuera de la caja.)
